El instituto fue creado en 1985 por el profesor José María López Piñero, catedrático de Historia de la Medicina de la Universitat de València, que fue a su vez su primer director, con el nombre de Instituto de Estudios Históricos y Documentales sobre la Ciencia. Contaba con la Biblioteca y Museo Histórico-médicos, y el Centro de Documentación e Información en Biomedicina (dirigido por la catedrática de Documentación María Luz Terrada Ferrandis). Los objetivos del centro eran el estudio de la actividad científica española e iberoamericana desde la Antigüedad, el estudio de los sistemas médicos, la elaboración de repertorios bibliográficos y documentales, la obtención de indicadores de la actividad científica y sanitaria, la creación de bases de datos (entre ellas el IME, Índice Médico Español), el desarrollo de sistemas de información médica, el estudio de la terminología científica y el estudio de las necesidades de información científica y médica.
En 2008 el instituto fue reestructurado, concentrando la actividad investigadora en la historia de la medicina y de la ciencia, integrando la Biblioteca histórico-médica Vicente Peset Llorca y parte de la Colección científico-médica de instrumentos de la Universitat de València, y adoptando la actual denominación: Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero. El objetivo de la remodelación fue dotar al centro de un nuevo proyecto e identidad científica. Esta reestructuración coincidió con el traslado del centro a la actual sede en el rehabilitado Palau de Cerveró, edificio histórico propiedad de la Universitat de València.
La Fundación Chirivella Soriano exhibe una notable colección privada de pintura contemporánea española. Se han creado tres plantas diáfanas, destinadas a exposiciones, cuyos ventanales recaen a un patio interior cubierto por un cristal. Entre los fondos de la Fundación se hallan alrededor de 70 piezas firmadas por autores como Antonio Saura, Fernando Zóbel, Eduardo Arroyo, Carmen Calvo, Rafael Canogar, Juan Genovés, Joaquin Michavila, Eusebio Sempere, Guillermo Pérez Villalta, Jose Maria Yturralde, Juan Antonio Toledo, Ràfols Casamada, Gordillo, José Guerrero, El Paso, Equipo Crónica o Equipo Realidad. También se organizarán talleres, conferencias y exposiciones temporales, y diversas actividades de investigación artística.
La Fundación Chirivella Soriano tiene abierto el público desde mayo del 2005 un Centro de Arte Contemporáneo en el Palacio de Joan de Valeriola (Calle Valeriola, 13), un Palacio gótico de los siglos XIV-XV.
En el año 2001, al cumplirse el noventa y cinco aniversario del nacimiento de Concha Piquer (València, 1906- Madrid,1990), el Ayuntamiento de València rinde homenaje a la memoria de la insigne artista al inaugurar una Casa-Museo, a ella dedicada, en el edificio donde naciera el 8 de diciembre, ubicado en el número 23 de la Calle Ruaya, en pleno barrio de Sagunto.
El edificio fue construido hacia 1900 y representa la típica vivienda unifamiliar de clase obrera. De superficie rectangular, consta de planta baja y un único piso. Su fachada de ladrillo visto de color rojizo y líneas funcionales, constituye un valioso testimonio del urbanismo higienista de la época del que quedan, actualmente, pocos testimonios en la ciudad. A esta vivienda ha sido incorporada la colateral, comunicándose ambas entre sí en la actualidad.
La casa articula, por consiguiente, dos viviendas separadas por un eje central, constituido por la escalera de acceso a una y otra vivienda, situadas en el piso superior; siendo la de la izquierda la que acogiera el nacimiento y primeros pasos de la artista.
De origen humilde, Doña Concha Piquer llegó a ser considerada la máxima expresión de la canción española. Destacó como tonadillera por su gran emotividad y expresividad interpretativa y fue una de las figuras más relevantes de la copla, canción ligera que floreció en España a partir de los años 40. Lo mejor de su repertorio está vinculado a los creadores más importantes del género, el trío formado por el poeta y letrista Rafael de León, los dramaturgos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero y el compositor Manuel Quiroga.
El reconstruido chalé del insigne escritor valenciano, Vicente Blasco Ibáñez, enclavado en el incomparable marco de la playa de la Malvarrosa, y convertido hoy en Casa-Museo, alberga sus recuerdos, objetos personales, y obras literarias, habiendo sido determinando para la existencia de este museo el legado de la señora Libertad Blasco-Ibáñez Blasco y el señor Fernando Llorca Díe, que constituye el principal fondo museístico del mismo.
Consta de tres plantas (Salón de Actas, Museo y Centro de Investigación) y un amplio jardín, que hace todavía más atractiva la visita, por la sensación de placidez y belleza que transmite.
La planta baja o Sala I, está primordialmente, dedicada a Salón de Actos, en el que tendrán lugar conferencias, mesas redondas, proyección de películas y exposiciones temporales. En la primera planta o Sala II está instalado el Museo, propiamente dicho, puesto que contiene los retratos y esculturas de Blasco Ibáñez, de su esposa la señora María Blasco, así como de sus hijos y otros familiares muy próximos. Muebles, porcelanas valiosas, miniaturas, colecciones de grabados, documentos, fotografías, objetos tan entrañables (entre muchísimos más) como juegos de tocador, bolsas de mano de fiesta y abanicos de la esposa y la hija de Blasco. Recuerdos de los numerosísimos viajes realizados por el incansable viajero que era Blasco Ibáñez a casi todos los países del mundo, todavía a lugares poco frecuentados por exóticos e inclusos peligrosos para los visitantes.
En 1957, Doña María Benlliure Ortiz, donaba al Ayuntamiento de València la casa familiar donde vivió y trabajó su padre, el famoso pintor José Benlliure Gil (València 1855-1937), junto a numerosas obras de arte e interesantes objetos en ella contenidos, dando origen a la actual Casa-Museo.
El inmueble, edificado entre 1880 y 1883, es un interesante ejemplo de vivienda de la alta burguesía de la época, constituido por una vivienda de tres alturas, jardín y pabellón de pintura.
El edificio principal recrea, en su planta baja, una serie de estancias de ámbito doméstico en las que se puede disfrutar del genuino mobiliario de finales del siglo XIX, además de interesantes obras de renombrados artistas del momento como Sorolla, Muñoz Degraín, Rusinyol, Luna Novicio, Nagy, etc.
En la parte oeste de la ciudad, junto al Parque de Cabecera y a pocos pasos de Bioparc, se encuentra este innovador museo, ubicado en un edificio que originariamente fue el primer depósito de aguas de la ciudad, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial de mediados del siglo XIX. Una lámina de agua recorre la fachada del museo, recordando la primitiva función del edificio.
Tras pasar el zaguán nos encontramos ante un espacio sorprendente, conformado por un bosque de pilares y arcadas de ladrillos en los que se pierde la mirada. Desde el fondo nos saluda la enigmática sonrisa de Medusa, asomando en el centro de un bello mosaico romano descubierto en la ciudad. La visita comienza en la Máquina del Tiempo, un recurso tecnológico que nos permite conocer la evolución urbana de la ciudad a lo largo de su historia. La exposición permanente exhibe fondos arqueológicos, artísticos e históricos, y los combina con escenas que recrean el pasado de forma dramatizada, creando un todo armónico.
Una manera insólita de presentar la historia como algo cercano y comprensible, que consigue introducirnos en la piel de los personajes del pasado.