El homenaje artístico del amigo
Después de recibir, a primeros de febrero de 1935, el encargo del Ayuntamiento de València para realizar el sarcófago de su amigo Vicente, Mariano Benlliure acabó su obra en tan solo dos meses (29 de abril).
Sobre un pedestal de mármol de Carrara, descansa un cenotafio diseñado con una finalidad simbólica y que se ajustaba a las exigencias de su ubicación. Como el acceso al mausoleo se realizaría por la planta superior y, por tanto, la primera visión del sarcófago sería desde arriba, Benlliure modeló en la cara superior la figura yacente de Blasco Ibáñez envuelta en un sudario, con la cabeza apoyada en un cojín y rodeada de ramas de laurel.
En las caras laterales, visibles al descender a la planta inferior excavada en el terreno, modeló en bajorrelieve una secuencia con los personajes de sus novelas más célebres, con sus títulos en una banda que recorre su base.
En la cara posterior representó la esfera terrestre flanqueada por dos cornucopias, dos cabezas de águila y ramas de laurel, con las inscripciones ya transcritas, y sobre ella, iluminándola, el disco solar con una cabeza alada, que podría identificarse con el mítico Prometeo, que había dado nombre a la editorial fundada por el escritor. Por último, en la cara frontal, que coincide con los pies del difunto, modeló el escudo de la ciudad de Valencia acompañado de las figuras alegóricas de las Artes y las Letras.
Las esquinas del pedestal de mármol se rematan con dos bustos de personajes populares, un hombre y una mujer vestidos con la indumentaria típica de la huerta valenciana, cuyos productos componen las guirnaldas de latón que circundan todo el perímetro