Datos básicos

Dificultad:

baja

Duración:

7 horas

Punto de partida:

Jardín Botánico

Punto de llegada:

Jardines del Real



Pasado y presente se dan la mano en este recorrido que se plantea entre las Torres de Quart y el Palacio del Temple.

Nuestro itinerario transcurre principalmente por el distrito de Ciutat Vella, por el casco viejo de Valencia a través de barrios como El Botànic, El Carme, La Seu y El Mercat.

Recorreremos algunas de las calles más antiguas y con más tradición de la ciudad, tendremos ocasión de admirar restos de la antigua muralla islámica y de visitar alguno de los monumentos más emblemáticos para el pueblo valenciano.

Palacios señoriales, mercados, antiguas puertas de la muralla medieval que siguen siendo testigos de la vida cotidiana de los valencianos, la Catedral, la Basílica de la Virgen de los Desamparados, antiguas iglesias fundacionales de la ciudad, vestigios de un pasado romano, monumentos de nuestro Siglo de Oro y otras joyas de nuestro patrimonio cultural.


Nuestra ruta arranca en barrio del Botànic, que toma su nombre del Jardín Botánico de Valencia, cuyos orígenes se remontan al S. XVI aunque se puso en funcionamiento en los primeros años del S. XIX. Su colección alberga alrededor de tres mil especies botánicas procedentes de todos los continentes.

Justo enfrente del Jardín Botánico encontramos la Iglesia de San Miguel y San Sebastián, uno de los pocos ejemplos del clasicismo italiano en Valencia, que terminó de construirse en 1739. Catalogada como Bien de Interés Cultural.

Siguiendo por la Calle Quart hacia el centro, el visitante divisará las Torres de Quart, torres góticas del S. XV, una de las puertas de la antigua muralla medieval de Valencia que todavía hoy se mantiene en pie. Cruzando la Calle Guillem de Castro nos encontraremos a los pies de este soberbio monumento, uno de los más emblemáticos de nuestra ciudad. Atención a las huellas de los cañonazos que la Guerra de la Independencia dejó en su fachada.

Dejando atrás las Torres de Quart nos adentramos en el Barrio del Carmen de Valencia,  quizá el barrio más popular de la ciudad y una referencia obligada en cuanto a su oferta de ocio, cultura y gastronomía. Muy cerca de las torres, la Iglesia de Santa Úrsula, construida en el S. XVII con fachada de ladrillo, es solo uno más de los tesoros patrimoniales que pueden admirarse en el casco histórico de Valencia. En su interior conserva decoración barroca del S. XVII y azulejos valencianos del XVIII.



La Calle Quart desemboca en la Plaza del Tossal, una de las plazas clásicas del barrio que nos sirve como buen elemento distribuidor hacia diferentes destinos de nuestro recorrido. Y es que tras el derribo de la muralla islámica esta plaza adquirió las funciones de nudo urbano, uniendo la Calle Quart, la Calle Caballeros, Bolsería y la Calle Alta.

En la Galería del Tossal, ubicada en esta misma plaza, se pueden admirar restos arqueológicos de una torre de la muralla islámica del S. XII. Y muy cerca de allí, en la Calle Caballeros 36 y 38, a menos de un minuto caminando encontramos otros vestigios de su trazado, parte de la cerca y dos torres.

El recorrido de la Calle Caballeros, una de las más antiguas de la ciudad, es recomendable por su peso histórico y artístico, aparte de su amplia oferta de ocio y gastronomía. En esta calle se concentraron en su momento los palacios de las familias valencianas más notables. Los Palacios de la Calle Caballeros se distribuyen principalmente a lo largo de los números 14-18 (Edificios Sancho, S. XIX), 20-22 (Palacio de los Marqueses de Malferit, S.XV-XIX), 26 (Palacio de los Marqueses de Mercader, S. XV-XVIII), 28 (Palacio de los Condes de Alpuente, S. XV-XVIII), 33 (Palacio de los Centelles o Daya Nueva, S. XV), 36 (Palacio de los Fernández de Córdoba, S.XV-XIX) y 43 (Palacio de los Queixal o de los Trenor, S.XV-XIX).

En el número 35 de esta calle encontramos la Iglesia de San Nicolás, otra joya del patrimonio valenciano que destaca por su espléndida combinación de arquitectura gótica del S. XV con la decoración barroca del S.XVII.

Volvemos a la Plaza del Tossal y bajamos por la Calle Bolsería para ir a parar a la Plaza del Mercado, en la que encontramos la Lonja de la Seda, del S. XV, emblemático monumento de nuestro casco histórico, pieza clave del gótico civil valenciano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Y un poco más allá, el Mercado Central, espectacular edificio de los más visitados de nuestra ciudad, una joya de la arquitectura modernista construida en los primeros años XX. Su impresionante estructura de hierro forjado, cerámicas y vidrieras son testigos del trasiego diario entre comerciantes y clientes, en el mayor espacio europeo dedicado a la venta de productos frescos.



En el inicio de la Calle Caballeros, casi llegando a la Plaza de la Virgen, se encuentra el Palau de la Generalitat Valenciana, la sede del gobierno de la Comunitat Valenciana. Un edificio de origen medieval, de estilo gótico valenciano con retoques renacentistas construido en el S. XV.  Posteriormente, ha sufrido diversas intervenciones, las últimas de ellas en el S. XX e inicios del S. XXI.

A menos de un minuto encontramos el Palau Marqués de la Scala, del S. XVI, ubicado en la vecina Plaza de Manises. Debido a sus transformaciones posteriores el visitante advertirá su combinación de gótico valenciano con elementos del renacimiento y del barroco.

En la misma plaza se encuentra el Palau de Baylía, sede de la Diputación Provincial de Valencia, que tiene sus orígenes en el S. XV. Declarado Monumento Histórico Nacional.

Muy cerca de allí, en la Calle Serranos, la Torre de San Bartolomé Apostol es el único vestigio que se conserva de la iglesia del mismo nombre, una de las diez iglesias fundacionales de la ciudad tras la conquista de Jaime I.

Siguiendo por la Calle de Serranos, a 3 minutos andando, uno de los monumentos más representativos de esta ciudad: las Torres de Serranos, construidas en el S. XIV, junto a las de Quart las únicas dos puertas fortificadas de la muralla medieval que conserva la ciudad. Hoy en día se pueden visitar y desde la parte más alta se contemplan unas excelentes vistas de Valencia.



La Plaza de la Virgen está situada en el Barrio de La Seu, dentro del distrito de Ciutat Vella. Se trata de una plaza peatonal de las más típicas y concurridas de Valencia, que reúne a su alrededor varios de los edificios más importantes de la ciudad: la Catedral, el Palau de la Generalitat y la Basílica de la Virgen de los Desamparados.

La basílica fue construida en el S. XVII, en una primera edificación tardorrenacentista que posteriormente fue completada de acuerdo con las directrices del estilo barroco. A destacar los frescos de la cúpula, de Antonio Palomino, el camarín de la virgen y sus vidrieras. Un lugar de mucha carga afectiva para miles de valencianos, ya que allí se encuentra la patrona de la ciudad, popularmente conocida como la “geperudeta”.

En el número 1 de la Plaza de la Virgen se encuentra la Casa Vestuario, de estilo neoclásico del S. XVIII, que se utilizó como punto de reunión para los magistrados del Tribunal de las Aguas antes de los juicios que se celebraban en su puerta.

Enfrente de esta casa se encuentra la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia, la puerta occidental de este monumento religioso, también conocido popularmente como “La Seu”, que comenzó a construirse en el S. XIII.  En su estilo arquitectónico sobresale el gótico valenciano, aunque también se encuentran elementos del románico, renacimiento, barroco y neoclásico. Sede del arzobispado de Valencia.

El Palau de Benicarló o Palau dels Borja, edificio de estilo gótico y renacentista, se encuentra a tan solo un par de minutos andado desde la Plaza de la Virgen en dirección hacia el antiguo cauce del río Turia. Hoy en día es la sede de las Cortes Valencianas.

Casi enfrente encontramos la Iglesia de San Lorenzo, edificación religiosa que fue una de las primeras iglesias valencianas erigidas hacia 1238, fecha de la conquista. Posteriormente se reconstruyó en el S. XVII siguiendo las líneas maestras del barroco.

Desviándonos un poco de la Calle Navellos por la de los Franciscanos, llegamos a la Plaza de Nules para descubrir el Palau dels Català de Valeriola, original del S. XV, construido en estilo gótico civil,  que a lo largo de su historia ha experimentado numerosas reformas y que hoy en día se utiliza para usos administrativos por la Generalitat.



Seguimos recorriendo los alrededores de la Plaza de la Virgen y la Catedral. A 4 minutos andando desde nuestro último destino, por las calles Samaniego hacia la Calle Harina, se encuentra el Palacio del Marqués de Campo, un edificio residencial del S.XVII que sufrió transformaciones en el S. XX. Hoy en día sirve de sede al Museo de la Ciudad de Valencia.

Muy cerca tenemos el Centre Arqueològic de l’Almoina, museo arqueológico inaugurado en 2007, que se alza sobre la antigua Plaza romana de Décimo Junio Bruto, sobre el mismo lugar en el que se fundó la ciudad romana. En este espacio subterráneo se pueden admirar restos de la Valencia romana, visigoda y árabe.

Saliendo de l’Almoina en 3 minutos llegamos al Palau Escrivá, construcción original del S. XV modificada en el XVIII. A destacar la puerta gótica de la entrada. Se encuentra en la Plaza Sant Lluis Bertrán.

En el número 1 de esta misma plaza localizamos El Almudín, una construcción del S. XIV, de estilo gótico valenciano, que hizo las veces de almacén de trigo y que ocupa el espacio de un antiguo alcázar musulmán. Hoy en día se utiliza como centro de exposiciones y museo.

Desandamos algo del camino recorrido por la Calle Harina para visitar la Cripta Arqueológica de la Cárcel de San Vicente Mártir, una antigua capilla funeraria visigoda sobre la que Jaume I ordenó edificar otra capilla dedicada a San Vicente Mártir, ya que en este lugar se encontraba una de las cárceles en las que estuvo encerrado el santo en el siglo IV. Uno de los lugares dedicados a su memoria en la ciudad.

Remontando de nuevo la Calle Harina y después la Calle Salvador, solo necesitaremos un par de minutos para llegar hasta la Iglesia del Salvador, ubicada en la Calle Trinitarios, que comenzó a edificarse en el S. XIII y que ha tenido sucesivas obras posteriores. A destacar su campanario románico del S. XIV, uno de los más antiguos de la ciudad.

El último punto de este tramo de nuestra ruta es la Iglesia de San Esteban, a la que llegamos siguiendo por la Calle Trinitarios y bajando por la del Tossalet, construida en el S. XV sobre una antigua mezquita y reformada para paliar su deterioro en el S. XVII.



Dejamos la Iglesia de San Esteban y nos dirigimos en dirección al Jardín del Turia para llegar al Palacio e Iglesia del Temple, conocido así por haber pertenecido antiguamente a la Orden de los Templarios. Conjunto arquitectónico formado por el convento, el colegio y la iglesia construido en tiempos de Carlos III sobre las ruinas de un antiguo monasterio siguiendo el estilo neoclásico. Hoy en día sirve de sede de la delegación del Gobierno central.

A espaldas del Palacio del Temple tenemos el Palacio del Marqués de Caro, otro edificio neoclásico del S. XIX, actualmente transformado en un hotel y restaurante de lujo después de distintas reformas. Alberga en su interior otro trozo de la muralla islámica que apareció durante los trabajos de restauración.

Muy cerca de El Temple encontramos un monumento de finales del S. XIX dedicado al pintor José de Ribera, “El Spagnoletto”, uno de los grandes maestros de nuestra pintura. Realizada por un joven Mariano Benlliure, se trata de la primera gran obra del escultor valenciano, premiada por su preciosismo en la Exposición Nacional de Madrid de 1887.

A continuación, siguiendo la Calle Pintor López nos dirigiremos al Puente de la Trinidad, uno de los más antiguos de la ciudad, construido en los primeros años del S. XV y vuelto a edificar en el siglo siguiente, a causa de una riada. Recibe su nombre por ubicarse cerca del Monasterio de la Santísima Trinidad, que encontramos al cruzar el puente en el otro lado del antiguo cauce del río. Un edificio fundado en el S. XIII que sirvió de hospital y que combina el gótico valenciano con el barroco.

Siguiendo el margen del antiguo río desde la Calle de la Trinidad por la de San Pío V llegamos a los Jardines del Real, popularmente conocidos por los valencianos como los Jardines de Viveros o simplemente Los Viveros, parque público urbano acondicionado para su uso público que tiene su origen en los huertos del palacio de recreo de los reyes de la Taifa de Valencia.

En su interior se encuentra el Museo de Ciencias Naturales de Valencia, un edificio racionalista del S. XX, que alberga una de las mejores colecciones de fósiles del mundo.