Se trata de una de las fiestas más espectaculares de la ciudad, y que durante siglos fue considerada su fiesta gorda.

La primera procesión se celebró en Valencia en 1355, y en la sociedad estamental tenía un especial valor pedagógico para narrar e inculcar el relato mítico cristiano, haciendo referencia tanto a pasajes del Antiguo Testamento como personajes más ligados a las tradiciones locales.

Con el tiempo la procesión general, así como la del Convit, fueron enriqueciéndose con todo tipo de símbolos, elementos y personajes, entre los cuales destacan las rocas, las danzas, entremeses o los misterios, y su valor artístico y ciudadano hicieron que en algunas ocasiones se organizará la procesión con motivo de visitas de personajes de la realeza a la ciudad. Con el paso del siglos la fiesta entró en decadencia, a partir de la intensificación de los procesos de modernización y secularización de la sociedad. Sólo a mediados de los años setenta del siglo XX aparecieron las primeras tentativas de revitalización de las procesiones, especialmente de la mano de algunas personas especialmente celosas de las tradiciones populares o mediante la creación de asociaciones, como la Asociación de Amigos del Corpus, creada en 1977. La progresiva sensibilización ciudadana con el carácter patrimonial de la fiesta del Corpus hizo que en 2005 fuera declarada Bien de Interés Cultural por parte de la Generalitat Valenciana.

La fiesta se celebra rigurosamente 64 días después de Pascua. Dos días antes tiene lugar el traslado de las populares rocas, o carros triunfales, desde la Casa de las Rocas hasta la plaza de la Virgen María. Algunas rocas se remontan en el siglo XVI, y encima de estas se solían representar escenas religiosas, como entremeses y misterios. Por la noche la Banda Municipal de Valencia ofrece un concierto en la plaza, antes de entregar los premios a los mejores balcones y fachadas adornadas para la fiesta, mientras desde el Micalet el Gremio de Campaneros pone el acompañamiento con toques especiales de campanas.

El domingo a mediodía tiene lugar la Cabalgata del Convit, encabezada por el Cura de las Rocas, que incluye danzas folclóricas valencianas como el baile de la Moma y los misterios, que son grupos que interpretan escenas bíblicas, y se crea así el mejor preludio del que será la procesión vespertina. También destacan las danzas infantiles de pastorets, cavallets, arquets o llauradores, entre otros. Llama especialmente la atención la comparsa de diablos conocida como la Degolla, que rememora  la matanza de inocentes ordenada por el rey Herodes, poniendo el punto más carnavalesco del cortejo.

A primera hora de la tarde pasan las rocas, y los caballos que las arrastran protagonizan la famosa subida del palacio, al final de su recorrido, junto a Palacio Arzobispal. El itinerario de la procesión general, que arranca al anochecer, se caracteriza por un marcado adorno floral, con miles de pétalos que caen desde los balcones al paso del Santísimo, mientras los corazones entonan sus cantos. A lo largo del cortejo desfilan gremios, comunidades regulares, parroquias, cofradías y varias entidades religiosas y seglares, además de los numerosos personajes y símbolos bíblicos y animales mitológicos, que rememoran la creencia de la salvación por la eucaristía. La procesión se cierra con el solemne paso de la custodia, que acompañan las principales autoridades civiles, militares y eclesiásticas, además del pueblo devoto.