Política de cookies
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

X

Monumentos

Una sucinta visión del patrimonio monumental de València expresa la situación naturalmente privilegiada de la ciudad, constreñida por dos límites naturales, el agua y la huerta. Se fundó en el siglo II a. C. como recinto fortificado y fue creciente sobre sí mismo, desplazando progresivamente las sucesivas murallas, hasta romperlas definitivamente, a mediados de siglo XIX, para expandirse al otro lado del río y hacia la huerta y el mar, en su tráfico hacia una ciudad moderna.

El recinto amurallado constituye el Patrimonio Monumental más importante de València. Porque alberga los restos de la ciudad romana, cristiana e islámica.  De València islámica, tomada por los árabes en el siglo VIII, sólo se conserva parcialmente el trazado urbano de la Medina, junto con algunos lienzos de la muralla y los tardíos baños del Almirall. Se ha conservado, no obstante, un importante patrimonio de la València cristiana, porque después de la conquista de la ciudad por Jaime I en 1238 se inicia un rápido proceso de repoblación que produce un cambio radical en la imagen urbana. Destaca de este periodo la consolidación de los arrabales y la construcción de una nueva muralla de tapinería (1356), enriquecida posteriormente por las monumentales puertas de Serranos (1392-1398) y Quart (1441-1460). En cuanto a arquitectura religiosa, las antiguas mezquitas se tansforman en templos parroquiales y la mezquita mayor en Catedral, construyéndose entre el siglo XIV y el XV el Micalet, la Iglesia de Sant Joan de l’Hospital, la Iglesia de Sant Martí, el Antiguo Convento del Carmen, el Convento de Santo Domingo, la Iglesia de Santa Catalina, la Trinitat, la Iglesia de San Nicolás de Bari o la Iglesia de San Agustín, entre otras.  En el siglo XV se consigue un espectacular crecimiento económico y demográfico, que se reflejó en un desarrollo urbano sin precedentes, que da lugar a una resplandeciente arquitectura civil, que a través de caseríos y grandes edificios públicos, da una nueva imagen de ciudadanía. El edificio más importante de este periodo es la Lonja de la Seda o de los Mercaderes, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y construida a partir 1482. De este periodo son también destacables el Palau de la Generalitat Valenciana, el Palau de Benicarló, el Almudín de València, el Portal de la Valldigna, les Drassanes del Grau, la Casa del Almirall, el Palau de Joan de Valeriola o el Palau dels Escrivà.  Entre los siglos XIV y XVII tuvo lugar la construcción de los “Puentes Históricos” que hoy conocemos, siendo el más antiguo el de la Trinitat (1356-1402), y el más moderno el de San José (1604), dando paso al Barroco, que llega a València en el siglo XVII, dejando muestras de su contundencia en varios edificios religiosos, como el monasterio de San Miguel y de los Reyes. Más adelante, el Rococó del siglo XVIII, devolverá a los interiores de edificios religiosos la profusión de guirnaldas, estucados y yeso dorado, creando un estilo muy colorido, al que se le añade la azulejera de Manises, de gran tradición en València desde la época medieval. Esta simbiosis artística podemos encontrarla en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar y en el Palacio del Marqués de Dos Aguas.  A partir del siglo XIX, la arquitectura urbana ya se sale del recinto amurallado, y los primeros ensanches y renovaciones urbanas, como el derribo del Barrio de Pescadores y la apertura de la Calle de La Paz, nos ofrecen varias muestras interesantes de arquitectura privada modernista y racionalista que hay que citar, como la casa Xapa o el edificio del Dragón.  También se salen del Conjunto Histórico, la rica arquitectura tradicional de la Huerta Valenciana, derivada del tradicional sistema de regadío, con sus estructuras hidráulicas (norias, molinos, azudes…) y las importantes muestras de arquitectura industrial, que si bien antes estaban situadas fuera del núcleo urbano, poco a poco van a ir integrándose en la ciudad. Muchos de aquellos edificios industriales y tradicionales, de difícil mantenimiento debido a la ausencia de usos lucrativos compatibles con su naturaleza, han sido adquiridos por el Ayuntamiento de València, que los ha ido rehabilitando y destinando a dotaciones públicas para la ciudadanía. Se muestran en esta página los más emblemáticos, como la antigua Tabacalera, las naves ferroviarias de Demetrio Ribes, o los Tinglados del Puerto, protegidos por sus correspondientes catalogaciones como Bienes de Interés Cultural o Bien de Relevancia Local.  Finalmente, cabe destacar los restos de arquitectura militar, respecto a los que el Ayuntamiento ha realizado un gran esfuerzo de trabajo e inversión, con el propósito de inventariarlos, conocerlos, estudiarlos y rehabilitarlos, como testimonios del pasado más reciente y de las vivencias de la Guerra Civil y la Dictadura en la ciudad de València.