La Casa de Beneficencia se levantó en 1841 sobre los restos del antiguo convento de la Corona por iniciativa de la Diputación Provincial. Consiste en una sucesión de cuerpos de edificación construidos alrededor de ocho patios de zócalos enladrillados, que nos recrean claramente la imagen de un hospicio ochocentista.
Probablemente el elemento más destacado del conjunto sea la iglesia, erigida en 1883 por Joaquín María Belda en estilo neobizantino.
De planta rectangular, tiene el techo plano sostenido por una armadura metálica y una curiosa cúpula de hierro con cristaleras de colores, mientras que las paredes y el techo se visten con pinturas de Antonio Cortina imitando la estética de los mosaicos, con figuras de ángeles y santos, todo lo cual contribuye a crear una atmósfera de misterio que, adecuadamente iluminada, recordaría, en efecto, al interior de un templo bizantino.
En la actualidad el inmueble ha sido completamente rehabilitado. Este centro cultural es sede del Museu de Prehistòria de València, el Museu de Etnología, y la Institución Alfons el Magnànim.
Diseñada por el arquitecto valenciano José Manuel Cortina Pérez en 1901, la llamada Casa de los Dragones es una curiosa edificación de viviendas situada en la que estaba llamada a ser una de las más importantes calles del primer ensanche de València. Construida de acuerdo con las ordenanzas de 1887, que autorizaban un máximo de tres plantas altas y un mínimo de dos, el autor se inclina por esta segunda solución, sin agotar el volumen máximo permitido, aunque incluye un entresuelo, unido formalmente en el bajo para constituir su cuerpo basamental. Conviene recordar que en la mayoría de las edificaciones de esta época, las plantas bajas estaban dedicadas a vivienda.
Pero lo que singulariza este edificio es sin duda la peculiar decoración de sus fachadas con un personalísimo estilo del autor que ha sido bautizado como medievalismo fantástico. En este caso son los dragones el motivo ornamental predominante, dentro de un abigarrado conjunto de elementos neogóticos, ornamentos florales, curiosas columnas voladas sobre ménsulas y motivos un poco extravagantes como la locomotora alada, símbolo del progreso, decorada con una estrella a la cual se le han querido buscar diferentes significados, pero que corresponde simplemente con el escudo de la Compañía de Ferrocarriles del Norte. Es destacable el cuidado y preocupación que dedica a las denominadas “artes menores”, fundamentalmente la cerrajería, diseñando hasta los más mínimos detalles.
Otra obra del mismo autor, de 1901 y de similares características, se puede ver en la calle Pérez Pizcueta nº 3, o, en tono más contenido, la casa situada en Sorní 14, de 1907.
Edificio de viviendas modernista, de los arquitectos Antonio Martorell Trilles, Emilio Ferrer Gisbert y Carlos Carbonell Pañella. Conjunto de ocho edificios, que ocupan casi la mitad de una manzana. Primer bloque homogéneo de viviendas de Valencia es, a pesar de las diferentes autorías, una unidad de diseño. La seriación de los balcones determina una composición horizontal, sólo rota en los chaflanes, donde miradores y remates imponen la línea vertical. El tratamiento homogéneo de la planta baja y el entresuelo enfatizan todavía más la importancia del piso principal, el remate ondulante refuerza la unidad del conjunto. El uso de elementos del “Art Nouveau” y de la “Secesión Vienesa” hace pensar que los autores hubieran querido hacer una síntesis de las dos tendencias.
La Casa Chapa es un edificio que linda con tres calles: Avenida Marqués del Turia 69 al 71, Plaza de Canovas 1 y 2 y calle Grabador Esteve 36 y 38.
El «Campanar de la Seu» es conocido también como «La torre del Micalet», porque en su parte alta se encuentra la famosa campana «El Micalet», dedicada a San Miguel, para que proteja a toda la ciudad de tormentas y otros males.
Esta torre no es la primera que albergó campanas en la catedral, ya que el «Campanar Vell», ubicado en la actual aula capitular vieja o capilla del Santo Cáliz, tenía también varias campanas, de las que se conserva la «Caterina», de 1305, la campana más antigua de las que aún se encuentran en funcionamiento pertenecientes a la Corona de Aragón. El «Campanar Nou», o torre actual, se empezó a construir en 1381, como puede leerse en la lápida que hay a sus pies, y se finalizó hacia 1420. Desde ese momento se fundieron sucesivas campanas que, junto a la «Caterina», constituyen el conjunto de once que ha llegado hasta hoy.
La torre contiene tres salas, generalmente cerradas al público. En la primera planta está «La Presó», donde se refugiaban aquellos que huían de la justicia, quedando al amparo de la jurisdicción catedralicia. Es una habitación lóbrega, de anchos muros, que sólo recibe el sol dos veces al año, y durante escasos minutos. La segunda sala, de mayores dimensiones y octogonal como el resto, es conocida como la «Casa del campaner», debido a que en ella vivieron, hasta principios del siglo veinte, los encargados de tocar las campanas. Esta sala se comunica con la sala superior a través de un agujero practicado en el techo, que permitía pasar algunas cuerdas de las campanas hasta la propia habitación del campanero, desde donde éste realizaba los toques más sencillos. En aquellos momentos la dedicación del campanero era intensa, lo que le obligaba a permanecer durante todo el día cerca de las campanas: tocaba unas diez veces a lo largo de la jornada y durante casi dos horas en los días ordinarios.
La Biblioteca Municipal es un edificio exento, con acceso por la plaza de Maguncia, entre las calles de Santa Cruz de Tenerife, Músico Ayllón, José Maestre y Llombai. Es una construcción de ladrillo y cemento, con carácter funcional y sencillez, que contiene las salas de lectura, depósitos o almacenes de libros, y servicios anexos. En su fachada ostenta su máximo exponente artístico, que consiste en cuatro estatuas en bronce, de medida más grande que el natural, junto a los peldaños de acceso que representan al padre Tomàs Vicent Tosca, autor de tratados matemáticos, de la traza del paraninfo Universitario y del plan, o los planos, de la «Valentie Edetanorum», tan conocido su original por él delineado. Puede encontrarse en el Archivo Municipal de la Casa Consistorial. Su estatua es obra del escultor Esteve Edo, en aquel tiempo decano de la Facultad de Bellas Artes.
El edificio denominado Banys de l’Almirall es una construcción medieval de época cristiana, destinada a baño público que seguía la tradición de los baños de vapor árabes o hammam.
En el siglo XIX se efectúan importantes obras de renovación del inmueble y se dota al edificio de un aspecto orientalizado con azulejos y yeseras de estilo neonazarí.
En 1959, los baños cierran como baño público. A partir de 1963, en su interior se instala un gimnasio que funcionó hasta que en 1985 la Generalidad Valenciana compra el edificio.
Obra del arquitecto Antoni Gómez Davo. De lenguaje purista con influencias neobarrocas, que es utilizado para crear la imagen de gran prosperidad, riqueza y grandilocuencia, propias de las entidades bancarias; la fachada se ordena respecto al chaflán, con la gran puerta de acceso, y se remata con una torre.
En su composición se diferencia el basamento de granito con grandes columnas almohadilladas, el cuerpo central realizado en ladrillo visto y el cuerpo de coronación profusamente decorado. Edificio que da a tres calles, su planta se articula alrededor de un patio cubierto con una claraboya de colores alrededor del cual se disponen las oficinas. El Centro Cultural Bancaja es resultado de la unión de dos edificios históricos: la sede de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia, de principios del siglo XX, y de la antigua residencia de Manuel Gómez Fuera, de finales del siglo XIX . La rehabilitación, llevada a cabo en 2007 por los arquitectos Pablo Martínez Montesa, José Ricardo Martínez Montesa y José Alberto Jordá Albiñana, supuso la unión de los dos edificios y permitió crear el actual Centro Cultural Bancaja con una superficie de 12.000 metros cuadrados.
El Arco de la Torreta en la Saïdia se sitúa en el arranque de la calle de la Visitación desde la ronda exterior, o paseo de la Saïdia y Guadalaviar, rodeado de la plaza o rotonda en la que también confluye la calle del Poeta Monmeneu. El monumento lleva levantado desde los años 40, consistiendo en un arco de tres centros de unos cuatro o cinco metros de altura y con la misma medida de ancho, de ladrillo rojo con mucha tira. Presenta una cornisa formada por el canto de varias filas de ladrillos, con un bordón al centro de ella y cuatro almenas de base y levantado rectangulares. Su remate, situado sobre un recto extradós, es de forma piramidal, de tradición islamohispànica. A la izquierda se aprecia, un socarrat azul sobre blanco, de J. de Scals, que reza «Zoco del arco de la Torreta. Tendetes». Mientras que a la derecha hay un trozo irregular de la muralla en el que se insertaba esta puerta, breve vestigio de la València mudéjar.
Alberga la Biblioteca Pública Provincial (dependiente de la Consejería de Cultura y Educación y la Eurobiblioteca CEE (legislación, etcétera). En la Edad Media la ciudad de Valencia contó con numerosos hospitales de modesta capacidad fundados por piadosos burgueses para el socorro de pobres y enfermos. En 1512 una sentencia de Fernando el Católico decretó la unificación de todos estos hospitales, creándose el Hospital General de Valencia, que se levantaría sobre el antiguo manicomio u Hospital de Inocentes.
La Antigua Lonja del Mercado es un edificio singular, compuesto por una gran nave rectangular destinada a Lonja que, adosadas a las fachadas, tiene viviendas para pescadores, desarrolladas en dos plantas. La fábrica es de ladrillo visto, con un lenguaje de gran simplicidad formal, excepto los accesos a la nave, que están rematados con un gran arco de medio punto. Aunque el estilo es una cosa incierta, tiene algunos detalles de corte romántico. Fue proyectada por el maestro de obras Joan Baptista Gosálvez.