Ruta de la Seda
Datos básicos
2 horas
Palau de Tamarit
Palau de Malferit
En esta ruta repasamos el rico legado histórico y patrimonial que dejó el comercio de la seda en Valencia. Entre los siglos XIV y XVIII esta fue una ciudad muy importante en la producción de tejidos, la industria más potente en dicho periodo.
Desde el año 2015 Valencia forma parte de un programa de la UNESCO y de la Organización Mundial del Turismo para la difusión del patrimonio cultural de la Ruta de la Seda. Así es como se denominó a los itinerarios comerciales de mercaderías que, aparte de la seda, también incluían cerámicas y otros productos que llegaban desde China hacia Europa.
La cría del gusano de seda fue incorporada por los árabes en la península ibérica durante el S. VIII. Así fue como la huerta valenciana se llenó de moreras siglos antes de que el naranjo las destronara. Después, los genoveses trajeron las más novedosas técnicas de producción a Valencia y los artesanos sederos se instalaron en el Barrio de Velluters, donde se manufacturaba el tejido.
Precisamente en el Barrio de Velluters transcurre buena parte de nuestro recorrido. En valenciano “vellut” significa terciopelo, así que se puede traducir como el “barrio de los terciopeleros” o “de los sederos”. Hoy en día se llama Barrio del Pilar, aunque popularmente todavía es conocido por su antiguo nombre. Aquí se concentraba la producción de la seda en Valencia. Se tiene constancia de la existencia de cerca de 5.000 telares dedicados a esta actividad que daban trabajo a casi la mitad de la población de Valencia.
El barrio conserva cierto sabor de época gracias a imponentes edificios como el Palacio de Tamarit, antigua fábrica de terciopelo donde residió una de las dinastías más importantes de maestros sederos y empresarios del S. XVIII, que exportaban seda a las colonias españolas. Esta familia llegó a emplear a más de 500 personas en sus telares. Hoy en día este edificio construido en el S. XVIII, el único que se conserva de la industria de la seda valenciana, está rehabilitado como espacio social y cultural.
Muy cerca encontramos el Colegio del Arte Mayor de la Seda, un bello edificio de estilo barroco que albergó a la institución que regulaba el oficio y producción de tejidos en Valencia y que hoy en día custodia el archivo gremial más antiguo y amplio de Europa. Aquí se encuentra el Museo de la Seda, con varias salas de exposición que muestran una exquisita colección de telas de seda y telares del S. XVIII, así como otros utensilios y muestras de trabajos, trajes de valenciana, etc.
Situado detrás del Colegio del Arte Mayor de la Seda se encuentra el Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana, entidad pública destinada a la difusión de la artesanía autóctona. Para entender la Ruta de la Seda hay que conocer también la influencia que ha tenido la artesanía en nuestro territorio.
En esta misma zona encontramos alguna tienda de indumentaria tradicional valenciana, de las muchas que hay en Valencia dedicadas a la fabricación de trajes de fallera, zaragüell, torrentí y otros complementos falleros. Una visita a alguno de estos comercios puede servir para enriquecer nuestra visión del fenómeno de la seda en Valencia, cuya herencia sigue viva gracias a las fiestas mayores de nuestra ciudad. Todos los años, con la llegada de Las Fallas, una preciosa exhibición de telas de seda valencianas inunda las calles de Valencia.
Nos encaminamos a uno de los monumentos más impactantes de nuestra ruta. Hacia el S. XV, el comercio de la seda se convirtió en el principal motor económico de la ciudad, y propició un trepidante intercambio comercial. Toda esta actividad tuvo su expresión monumental en la construcción de la Lonja de la Seda o de los mercaderes, como símbolo del gran esplendor mercantil de aquella Valencia del Siglo de Oro. La encontramos ya fuera del Barrio de Velluters, a unos minutos andando por la Avda. del Oeste, bordeando el Mercado Central. La Lonja es el mayor exponente de nuestro gótico civil, un monumento reconocido como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. Admirar sus fachadas y visitar su interior son experiencias únicas que ningún visitante se puede perder.
Si nos internamos por el Barrio del Carmen, dando un pequeño paseo por la Calle Danzas hasta desembocar en la Calle de Caballeros, podemos visitar el Palacio de Malferit y dentro de este el Museo L’Íber de Soldaditos de Plomo, que incluye una sala completa dedicada a la Ruta de la Seda.
Ya fuera de recorrido el visitante puede profundizar y exprimir al máximo esta ruta con otros testimonios históricos que encontrará en algunas pinturas del Museo de Bellas Artes San Pío V y en el del Patriarca, si se fija en los lujosos vestidos de seda de algunos de los protagonistas de determinados cuadros. También los hallará en La Catedral, que tiene un apartado dedicado a la exhibición de indumentaria religiosa.
Otro lugar digno de visitar y que cuenta con una selección de textiles y piezas de cerámica que corresponden a la Ruta de la Seda es el Museo Nacional de Cerámica González Martí que se ubica en el Palacio del Marqués de Dos Aguas, joya de la arquitectura barroca.