- Noah Bendix-Balgley tocará mañana viernes, el Concierto para violín nº 4 de Mozart.
- El violinista norteamericano debuta en el Palau de la Música y es el concertino de la Filarmónica de Berlín.
- Bajo la dirección de Alexander Liebreich, también se escuchará la «Sinfonía Lírica» de Zemlinsky, que reúne a la soprano Sarah Wegener y el barítono Christian Immler.
Jueves, 9 de enero. Arranca el abono de invierno y el primer concierto de 2025 será mañana viernes, protagonizado por la Orquesta de València y su titular, Alexander Liebreich. Con el concertino de la Filarmónica de Berlín, Noah Bendix-Balgley, que debuta en el Palau de la Música, interpretarán en la Sala Iturbi, a las 19.30 horas, el poético Concierto nº 4 para violín de Wolfgang Amadeus Mozart.
El director del Palau, Vicente Llimerá, ha destacado respecto a este programa que la Orquesta de València y el maestro Liebreich «abren el abono de este año que acabamos de estrenar, y en el que hemos depositado nuestros mejores deseos para compartir con nuestro público la mejor música sinfónica». Llimerá ha recordado que Bendix-Balgley ha ganador prestigiosos concursos como el Long-Thibaud y el Queen Elisabeth y que toca un de violín de 1732 del taller cremonés de Carlo Bergonzi. Como también ha resaltado que “siempre queremos incorporar a nuestro abono a los grandes concertistas internacionales que nunca han visitado el Palau, y en esta ocasión disfrutaremos de la excelente calidad artística y soberbia técnica de un músico que lidera la cuerda de la que está considerada la mejor orquesta del mundo”.
En la segunda parte del programa se escuchará la «Sinfonía Lírica» de Zemlinsky, que contará con la presencia de la soprano Sarah Wegener, que también debuta en el Palau, y el barítono Christian Immler, y que constituye el cenit del estilo romántico de un autor muy influenciado por Johannes Brahms, Gustav Mahler y Arnold Schönberg.
Zemlinsky fue el profesor de Arnold Schönberg en los primeros años de aprendizaje de este último. Schönberg, que era autodidacta en gran medida, recibió de Zemlinsky una base sólida en contrapunto y armonía tradicional, influencia que se evidenció en las primeras obras de Schönberg, impregnadas del lenguaje romántico tardío que también caracterizaba Zemlinsky.
Mientras Zemlinsky se mantuvo fiel al lenguaje tonal, a pesar de experimentar con formas y texturas, Schönberg rompió con la tradición tonal y desarrolló la atonalidad y posteriormente el sistema dodecafónico. Zemlinsky, compositor, director de orquesta y pedagogo, es un autor muy vinculado a la trayectoria y orígenes del maestro Liebreich, y es una figura unida a los grandes nombres de la música vienesa de principios del siglo XX. Su hermana Mathilde era la esposa de Arnold Schönberg.
El compositor mantuvo una frustrante relación con Alma Schindler, que al poco de la ruptura se casó con Gustav Mahler. Y es precisamente la mahleriana «Canción de la Tierra» la obra que impresionó Zemlinsky tan vivamente que su «Sinfonía Lírica» es la consecuencia directa de tal admiración. Compuesta entre 1922 y 1923, soprano y barítono cantan en ella textos extraídos del poemario del gran poeta hindú Rabindranath Tagore, acompañados por gran orquesta y con la misma ambición y vocación líricas que tuvo su referente mahleriano.